Los signos eran claros
los signos
eran claros:
erguidos los
pinos desde la tierra
arrojaban
bandadas de aves hacia el cielo
con un
furioso ademán de ramas
los días se
descalzaban lentamente
y caminaban
con encendido equilibrio
sobre las
cuerdas infinitas del horizonte
algunos empezaron
a enloquecer
y decían oír
trompetas
otros vieron
llamas en el firmamento.
y los más
tristes de entre los hombres
empezamos a
soñar con un apocalipsis justo
que rompiera
los muros infectos
de aquel
mundo intolerable
soñamos con
vendavales de salitre
devorando
petroleros en el Mar Rojo
soñamos con
arquitectos en pasamontañas
diseñando
rascacielos sin cimientos
soñamos con
Benjamin Franklin
ardiendo en
hogueras de papel
soñamos con
estadísticas minuciosas
donde no
cupiera el dolor
soñamos
a
fin de cuentas
con un mundo de fango
que pudiera
desvanecerse todas las primaveras
venga el mar
a borrar mi nombre
venga la
tierra a borrar mis huesos
decimos:
mi
dolor es una columna gélida que llega
hasta el cielo
decimos:
no tenemos
dónde enterrar los muertos ni lágrimas suficientes
queremos
levantar tabiques para contener la muerte
clavar
tablas de tela para no olerla
por mucho
tiempo dijimos:
aquel hedor
a sangre no lleva mi nombre
no voy a
beber ese desconsuelo
no hay
leyendas que expliquen
por qué no
cesa este diluvio
nadie sabe
ya escuchar a los ancianos
echamos sal
sobre el pasado
montados sobre
arados humeantes
otra vez la cal
sobre los cuerpos:
un desnivel accidental en un camino de mármol
todo irá
bien
dicen
todo volverá
a ser como antes
entonces
todo irá
mal
digo en la
penumbra del encierro
todo habrá
sido en vano
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