romano
me dices
me segó la mandíbula
sin pensarlo
con la mueca helada de un robespierre
siempre hay alguien dispuesto
a sembrar el terror
en las pequeñas grietas
que rodean el alma
me hablas de farinelli
mientras abres las habitaciones
de un pasado tan espeso
que no deja que corra el aire
tú me dices
que el futuro no existe
yo te digo
que el pasado no existe
sonríes
como diciendo
fui feliz
una y otra vez
vuelves a tener siete años
recibes a ese niño
con pañuelos de seda
y limpias el sudor ajeno
que recorre su piel
por las noches
te arrancas los párpados
y construyes espejos
para poder mirarte a la cara
nos damos un abrazo
y yo bajo las escaleras
acompañado del viejo dios de los cristianos
terriblemente desnudo
no puedo dejar de pensar
en tu sonrisa desierta
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